martes, 3 de febrero de 2009

ABU

A veces soy medio obsesiva con algunas situaciones, me gusta que las cosas se hagan como yo digo y cuando lo digo, suelo ser exigente en cuestiones de trabajo; se hacer el aseo y me gusta hacerlo bien (cuando le hallo el gusto) , pocas veces llega a suceder, pero sucede.
Tengo que decir que dicha parte de mi no es toda mia, me costaron lagrimas en veranos cuando mi abuela materna me hacia a sudar sangre al ponerme a los quehaceres , ella era una matriarca en casi toda la extension (lo que la dejaban en la familia , que era bastante ) y lo demas en su casa; como suelo hacerlo, ahora con la familia creciendo y los rpoblemas cotidianos me doy cuenta que tengo m as de ella de lo que creia y si definitivamente la odie mucho tiempo, por ser tan dura, por decirme que las cosas hay que hacerlas bien , si no es mejor no hacer nada, claro que co 6 años, siendo la nena de papi me dolia y mucho su dureza, su ahora lo haces de nuevo hasta que quede bien.
Fueron algunos veranos de no saber de juegos todo el dia, de entrar al mundo de las obligaciones, en fin me sentia enclaustrada asi lo escribi en mi diario de aquel entonces y bueno al leerlo mi abuela le rodaron las lagrimas y recuerdo sus palabras que hoy por hoy son ciertas: ALGUN DIA ME LO AGRADECERAS... si ABUE ..TENIAS RAZON : MERCI.
Hoy tengo esa dureza o firmeza cuando se necesita, soy perfeccionista, soy cumplida y se que las cosas hay que hacerlas bien no por quedar bien simplemente por que las cosas a medias no le son utiles a nadie y sobre todo por coviccion por que ella fue la semilla.
AINOS

1 comentario:

Beth dijo...

Hay de todo tipo de abuelas, algunas duras, muy duras y otras sumamente tiernas. Mi madre es de estas ùltimas; sin embargo la que yo tuve`, mi abuela paterna era digamos que no dura pero tenìa cierta obsesiòn en que yo me convirtiera en una perfectita ama y dueña de casa, por lo que desde muy pequeña me ponìa a lavar los trastos, batir el huevo para capear algunas comidas, a empanizar los bisteces, y a planchar los pañuelos de mi padre y por si fuera poco el uniforme de ella que ademàs de planchado debìa de estar almidonado. Lamento haber frustrado los planes de mi abuela pero mi futuro yo lo vislumbraba en otro rumo totalmente distinto, no me quejo, me ayudò mucho el saber hacer las cosas, ahora cuando necesito hacerlas, las se hacer, sin embargo no era el plan que yo tenìa para mi vida.